DESIGUAL BATALLA
María Jesús Rivas dio comienzo a la concentración que, en esta ocasión, y por la cercanía del Día del Libro y de la efeméride cervantina, arrancó con la lectura de un fragmento del capítulo XX de la primera parte del Quijote:
De la
jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso
caballero en el mundo, como la acabó el valeroso D. Quijote de la Mancha
No es
posible, señor mío, sino que estas yerbas dan testimonio de que por aquí cerca
debe de estar alguna fuente o arroyo que humedece, y así será bien que vayamos
un poco más adelante, que ya toparemos donde podamos mitigar esta terrible sed
que nos fatiga, que sin duda causa mayor pena que la hambre. Parecióle bien el
consejo a Don Quijote, y tomando de la rienda a Rocinante, y Sancho del
cabestro a su asno después de haber puesto sobre él los relieves que de la cena
quedaron, comenzaron a caminar sobre el prado arriba a tiento, porque la
oscuridad de la noche no les dejaba ver cosa alguna; mas no hubieron andado
doscientos pasos, cuando llegó a sus oídos un gran ruido de agua, como que de
algunos grandes y levantados riscos se despeñaba. Alegróles el ruido en gran
manera, y parándose a escuchar hacia que parte sonaba, oyeron a deshora otro
estruendo que les aguó el contento del agua, especialmente a Sancho que
naturalmente era medroso y de poco ánimo: digo que oyeron que daban unos golpes
a compás, con un cierto crujir de hierros y cadenas, que acompañados del
furioso estruendo del agua, pusieron pavor a cualquier otro corazón que no
fuera el de Don Quijote.
Era la
noche, como se ha dicho, oscura, y ellos acertaron a estar entre unos árboles
altos, cuyas hojas, movidas del blando viento, hacían un temeroso y manso
ruido; de manera que la soledad, el sitio, la oscuridad, el ruido de la agua
con susurro de las hojas, todo causaba horror y espanto, y más cuando vieron
que ni los
golpes cesaban, ni el viento dormía, ni la mañana llegaba,
añadiéndose a todo esto el ignorar el lugar donde se hallaban; pero Don
Quijote, acompañado de su intrépido corazón, saltó sobre Rocinante, y
embrazando su rodela, terció su lanzón y dijo: Sancho amigo, has de saber que
yo nací, por querer del cielo, en nuestra edad de hierro, para resucitar en
ella la de oro o la dorada, como suele llamarse; yo soy aquel para quien están
guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos... ¡como la Plataforma del Agua!
A continuación María José Chico leyó El drama por el agua en la venta que inspiró a Cervantes, artículo de la periodista criptanense Carmen Lucas-Torres, publicado en el periódico digital El español y donde se da cuenta de la sorda batalla que un anciano, Felipe Ferreiro, y su hija discapacitada libran por el agua contra
un terrateniente al que llaman "El Poderoso".
También el portavoz Fernando Ruiz de Osma aludió al Quijote y a la expresión desigual batalla, tan repetida en esta obra. Desigual batalla como la que se libra contra las grandes empresas y los grandes intereses, sobre todo en el campo de las empresas de aguas, un negocio siempre seguro. Nosotros tenemos nuestra particular desigual batalla contra Aqualia. Uno de sus últimos lances ha sido la espera del dictamen del Consejo Consultivo, dictamen que la alcaldesa está esperando desde enero. Sin embargo nosotros hemos comprobado mediante una sencilla consulta en internet que los dictámenes de este Consejo están todos resueltos antes del plazo de un mes. ¿Por qué este no? ¿Hay quizá información que se nos está ocultando?
Finalmente pudimos escuchar en forma de recreación un texto de Paco Guerrero en la voz de Daniel Escribano.
CARTA DESDE MI VENTANA...
Otra noche
más que mi sombra se proyecta en la pared encalada de mi mejor escondite, solo
pude salvar dos o tres libros de la quema, Maese Nicolás, (el barbero), el cura
y mi querida esposa, se empeñan en decir que he perdido el juicio, qué sabrán
ellos, qué sabrán, que no han leído en su vida ni tres líneas seguidas.
Don Alonso
de Ayllón y Quesada es mi nombre, hidalgo por gracia de Felipe II, y desde la
ventana de mi oculto mechinal, veo la calle Salitre con luces de velas tras las
ventanas, si tuviese un lienzo, pintaría esta imagen ahora mismo, me parece una
visión que todo el mundo tendría que ver.
Estoy
dispuesto a tomar mis armas y poner en práctica, al fin, todo aquello que he
leído y aprendido, Amadís de Gaula estaría orgulloso de verse manchego, yo lo estoy,
y pelearé contra los gigantes que Caraculiambro me quiera mandar, lucharé por
la libertad, pues es el don con el que el hombre y la mujer nacemos, nadie, y he
dicho nadie, puede quitarle la libertad a otro hombre o
mujer.
Cogeré mi
caballo, limpiaré las armas de mi bisabuelo, haré una celada de fierro, e iré a
buscar a mi linda dama, (la cual no diga que se me secó el cerebro), y una vez
vencido el Caballero de los Espejos, mandaré que se arrodille ante ella y le
diga que fue vencido por el caballero Don Quijote De La Mancha, y le haré ver
que por mucho que nuestra tierra manchega parezca llana y simple, tiene algo
que otras no tienen, amor por lo suyo, mucho amor, y si el aire está ahí para que
todos tomemos de él cuanto queramos, igual que las nubes pasean por encima de
nuestras cabezas y nos esponjan la imaginación, igual que las flores crecen en
los caminos, ay de aquel que quiera sacar beneficio alguno de lo que la madre
tierra nos da…, ay de aquel que por un cántaro de fresca agua un maravedí
quiera ganar… Cómo es posible que mi agua, el agua de mi pueblo, me la quieran
vender, ¿qué harán, llenar cántaros o pellejos y venderla por las calles?, ¿qué
harán con algo tan mágico como el líquido que brota del suelo…?, enriquecerse algún
malandrín, no saben estos que mi pueblo está lleno de Quijotes, y por más gigantes
que vengan, o por más veces que nos llamen locos, tendremos que entrar en
batalla, con palabras y sin violencia, que es como se derrotan, con el grito de
mi pueblo… Ya veo desde mi ventana que está amaneciendo y marcho con mi
Rocinante en busca de aventuras, también veo al chico de mi vecino, Blas de Cervantes
que no me quita ojo, y algo me dice que este Miguelillo, escribirá las fazañas
de mi vida, y verán al fin que yo no soy loco... que soy valiente y defiendo la
libertad.
Y la
libertad, amigas y amigos, es lo que hacéis vosotras y vosotros semana tras
semana, mis queridas y queridos quijotes del agua, repetid conmigo:
El agua no
se vende… el agua se defiende…
Aquí puedes escuchar el audio de Paco Guerrero >>
Aquí puedes ver el vídeo completo de la concentración >>