Los argumentos de los políticos valen solo hasta que se empiezan a repetir y repetir sin que se vea que valen para nada. Entonces ya se vuelven muletillas que se dicen cuando ya no se tiene nada que decir. O cuando se quiere ocultar la realidad a los ciudadanos, que es aún peor.
Eso es lo que está empezando a sucederle a Rosa Melchor con la recuperación de Aguas de Alcázar. De tanto decir que no quiere equivocarse y que para eso mismo prefiere ir despacio, como de puro despacio resulta que no se ha movido de la casilla de salida y sigue sin avanzar nada, ya no se cree nadie el argumento.
Antes de seguir: Aguas de Alcázar sigue privatizada en septiembre de 2021. Lo aclaramos porque son muchos los vecinos que viven con el engaño de que eso ya se terminó y que Aqualia ya se fue. No se fue ni tiene pinta de que se vaya a ir pronto. Rosa Melchor y su Gobierno tampoco tienen pinta de estar por ello inquietos ni contrariados. Siguen caminando a la velocidad de la tortuga y con el baile lento del cangrejo que avanza hacia atrás.
Fue en junio de 2020 cuando el Tribunal Supremo falló que la adjudicación de la empresa a Aqualia fue decidida con irregularidades y por lo tanto es nula. Quince meses hace ya. Pero Aqualia sigue dirigiendo Aguas de Alcázar y ganando cientos de miles de euros, a pesar de que nunca debió entrar en Alcázar. Solo Rosa Melchor, que tiene mayoría en la Corporación, es la responsable de esta situación.
Alcázar pierde mucho dinero cada día que la multinacional sienta a sus empleados en el consejo de dirección de Aguas. Pero parece que ese dinero no lo pierde nadie. Y sí, lo perdemos todos. Ese dinero bien se podría quedar aquí y servir para hacer otras muchas cosas.
Y, por favor, que nadie vuelva a decir lo de que da igual, que el recibo no ha subido. No ha subido porque algunos vecinos han seguido en pie contra esta situación durante más de ocho años. Si hubieran podido, Aqualia habría forzado la subida de tarifas. Esto no es un simple supuesto, es lo que hacen siempre en todos los municipios que tienen la desgracia de recibirles como gestores del agua corriente.
Y así estamos a día de hoy, un año y tres meses después del fallo del Tribunal Supremo, mirando todos a la alcaldesa cómo hace declaraciones rimbombantes; cómo parece que se mueve pero sin avanzar; cómo repite que el PP privatizó, pero sin avanzar ella ni un pasito en la remunicipalización, que viene a ser, a estas alturas, lo mismo. Y todo eso sin dar una sola explicación a los vecinos ni convocar desde enero una reunión de la mesa del agua. Esos vecinos (“mis vecinos”, como le gusta a ella decir) merecen que se actúe y que se expliquen las cosas.
Los argumentos se han secado, ya no valen, huelen a viejo, a vacío, a humo. Hay que recuperar la empresa ya. Si ya se han hecho los trámites previos, esperar y esperar es permitir que el dinero de Alcázar se vaya, es gestionar mal, es anteponer los intereses propios a los de todos. Y si alguien está pensando en alargar la situación hasta que quede poco para las próximas elecciones, que sepa que, además de actuar con ruindad política, cometería un error grave: pensar que los vecinos votantes son ciegos, sordos y tontos.