jueves, 28 de abril de 2016

CONCENTRACIÓN DEL VIERNES 22 DE ABRIL DE 2016

DON QUIJOTE Y LOS MERCADERES DEL AGUA

Un viernes más y una concentración más, como la gota de agua que horada la piedra tenazmente. Comenzamos con el Noticiero del Agua, a cargo de María Jesús Rivas.
A continuación Jesús Manuel Cruz nos leyó la siguiente versión modernizada del Quijote.



Hoy 22 de abril se cumplen 400 años de la muerte de nuestro más ilustre paisano Don Miguel de Cervantes Saavedra. Por tal motivo hace unos días, me dispuse a releer su obra más universal, D. Quijote de la Mancha, y me encontré con un capítulo que dice así.
            En un lugar de la Mancha, cuyo nombre todos sabemos, no ha mucho tiempo que había una villa…

TOCOTÓ, TOCOTÓ, TOCOTÓ, TOCOTÓ…… HIIIIIIIJJJJJJJ
 -Alto ahí Rocinante, dijo Don Quijote.
-¿Qué pasa mi Señor? preguntó Sancho extrañado.
-Parece ser que la ventura nos va guiando mejor de lo que acertáramos a desear, pues ves esos molinos, son señal de que estamos llegando a Alcázar de San Juan, cuna de nuestro autor y tierra de grandes nobles y caballeros, en la que yo mismo he librado más de mil batallas junto a sus gentes.
-¡Seguro que es otra de sus fantasías sacada de esos libros de caballerías! murmuró Sancho.
-Y para que no manches el honor de mi palabra con tus dudas, voy a contarte la más grandiosa de las venturas vivida por los lugareños de tan honorable villa y entre los que yo, como no podía ser de otra manera, también me hallaba, dijo Don Quijote.
 Ante la atenta mirada de Sancho Panza, Don Quijote comenzó a contar la historia…
 -Estando departiendo con unos amigos, llegó a nuestros oídos que el entonces Gobernante de la villa, se proponía a regalar el agua de los vecinos a unos mercaderes.
-¡Eso no puede ser! nos dijimos todos asombrados.
-El agua es muy necesaria en estas tierras y nosotros sabemos gestionarla mejor que nadie, reprochó otro.
-Caballeros, digámoselo al pueblo y que ellos decidan lo que hay que hacer, aconsejé yo, dijo D. Quijote.
 Así pues, transmitieron la nueva a los ciudadanos de la villa y éstos, con el apoyo de  algunos nobles y sus extensas comitivas, decidieron aunar fuerzas bajo la misma bandera para intentar detener tal ignominia. Unida la multitud con el seudónimo de los Caballeros del Agua, iniciaron una campaña de recogidas de firmas entre los vecinos con el fin de hacer llegar al Gobernante su disconformidad con el asunto. A pesar de que la gran mayoría eran contrarios a tan ruinoso negocio, el Regidor, obedeciendo órdenes de sus superiores, hacía oídos sordos a la opinión popular y seguía empecinado en llevar a cabo el trato.
Un día, allá por el frío mes de febrero, la multitud de los Caballeros del Agua, se  presentaron en el consistorio con la intención de tener audiencia con el Dirigente de la villa, pero éste no los quiso recibir.
 -¡Nos quedaremos aquí encerrados hasta ser atendidos! Expuse erigiéndome como portavoz de los Caballeros del Agua, dijo D. Quijote.
 Tres días con tres noches permanecieron allí dentro sin salir, durmiendo en el suelo y sin candela alguna para calentarse, esperando a poder hablar con el Edil. Pero éste, en vez de atenderlos, les cerró las puertas con cadenas para que el resto de convecinos no pudiesen introducir vianda alguna desde la calle.
 -Imagino que ante tal follón recapacitaría y atendería a las peticiones de sus vecinos, reflexionó Sancho.
-Ni mucho menos, contestó el Hidalgo, sino todo lo contrario. Al ver la masiva protesta alrededor del consistorio, el gobernante en vez de apaciguar los ánimos, los disolvió descargando sobre ellos toda la fuerza de su autoridad.
-Vamos dando más palos que a una estera, observó Sancho.
 Éste hecho unió mucho más a la multitud de los Caballeros del Agua y desde entonces empezaron a manifestarse en la plaza de la villa con la intención de expresar su malestar con la actitud del Regidor.
 -Pero luego, tuvimos una gran idea, explicó el Hidalgo. Ya que el Edil no quería preguntar a los habitantes de la villa si estaban de acuerdo con la venta del agua, decidimos hacerlo nosotros mismos. Así que, nos organizamos y fuimos puerta por puerta consultando a todos los vecinos.
-Y ¿cuál fue el resultado? Preguntó Sancho.
-Pues cual va a ser, dijo Don Quijote. Como todos queríamos que nuestra agua siguiese siendo 100% pública, la gran mayoría de la población votamos en contra de que fuese gestionada por mercaderes. Incluso tuvimos el honor de recibir a altos mandatarios de la capital, que llegaron a apoyarnos con su presencia, lo que supuso que aquellos días Alcázar de San Juan, fuese noticia en todo el reino.
-¿Qué sucedió después? Se interesó Sancho.
-Que desgraciadamente y a pesar de la oposición de los vecinos, al cabo de unos meses el Regidor regaló el agua a los mercaderes.
-Qué pena que tras tanto luchar se perdiera la contienda, se lamentó Sancho.
-¡Eso nunca mi fiel Escudero! Solo se pierde la batalla que se abandona y nosotros en vez de resignarnos, emprendimos una nueva llamada remunicipalización, explicó el Hidalgo.
             La multitud de los Caballeros del Agua cada vez más numerosa, siguió reuniéndose asiduamente y organizando protestas contra la decisión del Dirigente. En el horizonte se les abría una pequeña luz de esperanza, ya que en poco tiempo, habría que elegir a los nuevos regidores de la villa y entre los aspirantes se encontraban algunos de los Caballeros del Agua. Hasta que llegaron los comicios, muchos de los candidatos clamaban por las calles y plazas de la villa, que si salían elegidos remunicipalizarían el agua de Alcázar.  
 -¿Y qué pasó en las elecciones? Se interesó el Escudero.
-Pues que tras tanta campaña con el agua, algunos de sus Caballeros resultaron elegidos para gobernar, aclaró el Hidalgo.
-Entonces problema resuelto, se alegró Sancho.
-Todavía no, contestó Don Quijote.
-Pero si lo habían prometido, se quejó el escudero.
-Amigo Sancho, mal haces de confiar en charlatanes que solo quieren llenar su alforja, advirtió el hidalgo.
-O sea, prometer y prometer hasta meter y después de haber metido nada de lo prometido.
-Efectivamente amigo Sancho, efectivamente.
             Los nuevos Mandatarios se desentendieron del asunto y ahora, además de retirarles su apoyo y el de su séquito a la multitud de los Caballeros del Agua, optaron por desanimarlos e invitarlos a que abandonaran su propósito, ya que era algo muy difícil de solucionar.
 Mientras, Don Quijote seguía contando…
 -Pues sí Sancho, aunque entonces quedamos muchos menos en número, éramos más grandes en osadía y decidimos seguir adelante con la seguridad de que nuestro objetivo era noble y puro.
-Ya sabe mi Señor; si quieres conocer a fulanito dale un carguito, replicó Sancho.
-Así es, pero nosotros seguimos perseverando y gracias a nuestra insistencia conseguimos que el nuevo consistorio, aunque no por iniciativa propia, ganase un juicio que anulaba la venta y devolvía el agua a manos de los vecinos, que eran sus únicos y verdaderos dueños.
-Entonces, imagino que ahora sí, problema resuelto, comentó Sancho.
-Tampoco, confesó Don Quijote, pues resulta que dice el gobernante que no sabe ejecutar la sentencia.
-¡Pero si habían prometido a los vecinos de la villa que en cuanto ellos mandaran lo arreglarían! Y además por eso ganaron las elecciones, refunfuñó Sancho.
-Eso mismo creíamos nosotros. Pero ya ves mi querido Sancho, al final son todos iguales.
-Cierto es mi Señor, los mismos perros pero con distintos collares.
 Los Caballeros del agua, aunque ya no eran multitud, no cejaban en su empeño y seguían exigiendo su reivindicación. Entonces los Regidores para conformarlos anunciaron que contratarían los servicios de unos ilustres escribientes para que les redactaran los pasos de la remunicipalización. Pero pasaban los meses y todo seguía  igual.

-¿Cuándo viene el expediente? preguntábamos una y otra vez a los Representantes, manifestó Don Quijote.
-El mes que viene, respondían los Ediles.
-Así una y otra vez, dijo Don Quijote.
-Pero bueno entonces ¿llegó o no llegó el expediente? Consultó el Escudero.
-Hasta lo que yo sé, todavía no, respondió el Hidalgo.
-O sea que al final, ni cenamos ni se muere padre… pues menuda decepción. ¿Y cómo acabó la historia? preguntó Sancho.
-El final de esta contienda, mi fiel escudero, aún está por escribir, confesó Don Quijote, pero seguro que acabará bien, porque cuando un pueblo lucha unido por defender su patrimonio, eso no hay Mandatario que lo pare, aseguró Don Quijote.
-Pues yo creo que si algún día el agua de Alcázar vuelve a ser 100% pública será gracias al  coraje y tenacidad de los Caballeros del Agua y no gracias a los Gobernantes, reprochó Sancho.
-Llevas toda la razón aprobó Don Quijote.
-Sabe una cosa mi Señor, que me encantaría formar parte de los Caballeros del Agua. ¿Yo también puedo ser? Preguntó Sancho.
-Por supuesto que sí mi fiel escudero.
 En ese instante ambos descabalgaron de sus monturas. Sancho Panza se arrodilló en el suelo. Después  Don quijote alzó su espada y tocando los hombros del escudero proclamó:
 -Yo, Don Quijote de la Mancha, desde este mismo momento y por la gracia de Dios, te proclamo a ti Sancho Panza, Caballero del Agua de la villa de Alcázar de San Juan.
-Es para mí un honor, aceptó orgulloso Sancho Panza.
             Y terminado el nombramiento pusieron rumbo a la villa. Vale.

Continuó el acto con el capítulo VI de La venta del botijo, estupendamente interpretado por María José Chico, María Jesús Rivas, Jesús Manuel Cruz y Jesús Castellanos.
Cerró la concentración el portavoz Fernando Ruiz de Osma quien aludió al Quijote y a las muchas veces que en esta obra Cervantes reconoce la nobleza de las personas no por su cuna, sino por sus obras.
Hoy sigue habiendo quien, como la antigua aristocracia, se apodera de la voluntad de los ciudadanos para hacer la suya.
Pero los ciudadanos no pueden quedarse quietos. Nos movemos con un objetivo, la remunicipalización, y el movimiento continuará hasta que este objetivo se consiga.


El próximo viernes, día 29, no habrá concentración puesto que coincide con la Feria de los Sabores.
La próxima concentración será el viernes día 6 de mayo.


Aquí puedes ver el vídeo completo de la concentración >>

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