Favorecidos por la tregua que la climatología nos ha concedido, volvimos a reunirnos en la Plaza el pasado viernes, alentados esta vez por la celebración de los Derechos Humanos, de los que el derecho al agua es componente de primerísimo orden.
Como de costumbre, el encuentro comenzó con el habitual Noticiero del Agua, a cargo de María Jesús Rivas y Raúl Zarco, que nos ofrecieron las novedades más importantes en torno al agua ocurridas en la última semana.
Tras esto Jesús Manuel Cruz nos leyó un artículo de nuestra compañera Pilar Esquinas, abogada y especialista en derecho al agua.
El artículo en cuestión alerta sobre los planes de saqueo que están poniendo en marcha las empresas que poco a poco se apoderan de uso tan necesario del agua.
Pilar Esquinas termina reclamando la necesidad de que el agua esté gestionada directamente por el Estado, que sea pública y que no sirva a los interese mercantilistas de unos pocos.
Y finalmente, nuestro portavoz Fernando Ruiz de Osma, en comemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos que se celebra el 10 de diciembre, leyó el siguiente artículo.
El agua, un derecho humano
"Cuando empezamos
nuestro movimiento en contra de la venta de Aguas de Alcázar, creímos que se
trataba de una lucha propia, que no tenía nada que ver con lo que estaba
sucediendo fuera del pueblo. Fuimos comprendiendo con el tiempo que esto no era
así.
Había que encuadrar la decisión de nuestro Gobierno Local en la estela de
una ola de privatizaciones que afectaba a todo el país. Más tarde vimos que la
privatización no era cosa de un país, sino que afecta a todo el planeta.
Nuestra lucha tuvo entonces un sentido distinto: no son los vecinos de un
pueblo defendiendo algo propio, son ciudadanos del mundo levantando la voz
contra una injusticia. Una injusticia cuyos causantes tienen nombre y
apellidos. Y tienen intereses económicos muy suculentos.
La Carta de los
Derechos Humanos, aprobada por la ONU y admitida por todos los países miembros,
es un catálogo de requisitos indispensables para que una persona no sea objeto
de injusticias. Es un intento de proteger a cada ser humano contra la
injusticia infligida contra él o ella por otros o por las autoridades de su
propio país. Los Derechos Humanos vienen a ser como el colofón, la cumbre de un
camino que busca la dignidad de los individuos. Hasta llegar a ese final han
sido necesarios varios milenios de historia humana, llena de ejemplos de
injusticias ejercidas contra las personas.
Los Derechos
Humanos contenidos en la Carta de la ONU son casi todos referidos a las
libertades civiles: derecho a vivir, derecho a educarse, derecho a casarse,
derecho a viajar, derecho a establecerse en cualquier lugar, derecho a
trabajar, derecho a cobrar un salario digno, …
El 28 de junio de
2010, la Asamblea de la ONU reconoció que se había olvidado de un derecho
fundamental: el derecho humano al agua y al saneamiento. Y cuando lo incorporó
a la lista, lo justificaba diciendo que es un derecho que permite el acceso a
todos los demás derechos. Reconoce que, si una persona no puede acceder al
agua, no puede disfrutar de ningún derecho. Y la ONU exhorta a los estados a
que favorezcan el derecho al agua, procurando que todos puedan llegar
fácilmente a una fuente de agua, invirtiendo en tecnología para mejorar los
servicios y para ayudar a los países que no pueden hacer esa inversión. Lo que
está diciendo la Asamblea de la ONU es que los estados no pueden dejar de
cumplir su obligación de abastecer de agua a sus ciudadanos.
¿Y no es abandonar
esa obligación dejar en manos de una empresa privada el servicio? ¿No entorpece
el derecho al agua incluir un negocio económico privado en su gestión? ¿Quién
podrá negar que, si tenemos que satisfacer el lucro de una empresa, nuestro
ejercicio del derecho al agua nos cuesta dinero? ¿Quién que no sea un tonto o
un malvado podrá defender la privatización de la gestión del agua?
Aun así, siguen
privatizando constantemente la gestión del agua en muchos lugares. En lugar de
invertir en mejorar el suministro de agua a todas las poblaciones, las empresas
invierten en embotellar el agua para luego venderla. Se apropian de lo que no
es suyo haciendo trampas y nos lo venden con desfachatez manifiesta como su
fuera suyo.
La declaración
universal de los derechos humanos tiene una última parte que hay que recordar.
En su artículo 29 dice: Toda persona
tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede
desarrollar libre y plenamente su personalidad. Los derechos entrañan
también deberes. Y el deber fundamental de cada individuo es ayudar a que los
derechos se cumplan.
Por eso decimos que
nadie es ajeno al atropello de la privatización de la gestión del agua. Todos
tenemos el deber de luchar contra ella, si creemos que obstaculiza el ejercicio
de un derecho. Por eso decimos que es nuestro deber continuar luchando
socialmente contra el negocio del agua.Por eso seguimos y seguiremos aquí."
Al terminar nos dirigimos todos juntos a la sede de Aguas de Alcázar donde dejamos colocada la pancarta que proclama que el agua es un derecho humano y no un negocio.
Aquí puedes ver el vídeo completo de la concentración >>
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