LA RED
AGUA PÚBLICA ANTE EL DÍA MUNDIAL DEL AGUA: FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO, ASUMIR
LA EMERGENCIA CLIMÁTICA
La Red Agua Pública (RAP)
reivindica la necesidad de asumir la emergencia climática y la determinación de
avanzar en la lucha contra el cambio climático
La RAP se reafirma en la exigencia de implementar
modelos de gestión públicos, democráticos, transparentes y sostenibles del
ciclo integral urbano del agua
El 22 de marzo
de cada año, por iniciativa de Naciones Unidas, se conmemora el día mundial del
agua con el objetivo de llamar la atención sobre la problemática general del
agua a través de temas relevantes; en 2020 se ha elegido incidir en las
relaciones entre el cambio climático y el agua, atendiendo a que tanto los
impactos como las políticas de adaptación al cambio climático inciden y se relacionan
directamente con el agua.
Existe un amplio
consenso social y científico en que los impactos del cambio climático sobre los
recursos hídricos supondrán modificaciones sustanciales en la disponibilidad,
calidad y cantidad de agua para los ecosistemas acuáticos y las necesidades
humanas básicas, amenazando el disfrute efectivo de los derechos humanos al
agua y al saneamiento. En este sentido, la soberanía alimentaria, la salud
humana, los asentamientos urbanos y rurales, la producción de energía, el
desarrollo industrial y económico, el empleo y los ecosistemas dependen del
agua y, por lo tanto, son vulnerables a los impactos del cambio climático.
El escenario
anterior se concreta con rotundidad en España, como se pone en evidencia en los
estudios realizados por instituciones públicas especializadas, en las que se
concluye que en los escenarios futuros se presentarán notables incrementos de
la temperatura media, una tendencia recesiva de las precipitaciones -especialmente en el ámbito
mediterráneo-, y
una menor disponibilidad de caudales fluviales, cuyos valores medios
disminuirán hasta un 20 % a final de siglo. También se constata una alteración importante de los
patrones temporales y espaciales de lluvia, lo que supondrá la intensificación
de procesos de erosión y sedimentación y un aumento sustancial de riesgos de
sequía -que serán más frecuentes, largas
e intensas-, y de inundaciones, producidas
por crecidas más frecuentes y con mayores caudales máximos.
Los cambios
hidrológicos inducidos por el cambio climático suponen desafíos a la gestión
sostenible de los recursos hídricos, que ya están bajo una fuerte presión, en
muchas regiones del mundo, estimándose que en 2050 en torno al 52% de la
población mundial vivirá en regiones con escasez de agua y que, según OXFAM,
hasta ahora cada año unos 20 millones de personas se han visto obligadas a
abandonar sus hogares debido a los desastres provocados por el clima, poniendo en
la palestra la importancia de las migraciones ambientales, que no harán más que
ganar en intensidad con el avance del cambio climático.
Pero los
impactos del cambio climático afectan de forma desigual al Planeta, incidiendo
especialmente sobre las regiones y sectores sociales más vulnerables y
empobrecidos, situando el problema en términos de lucha contra la pobreza,
equidad y defensa de los derechos humanos, exigiendo un enfoque que supere las
políticas de mitigación vigentes basadas en criterios mercantiles que, en
ningún momento, cuestionan los modelos productivos, energéticos, de movilidad y
consumo, que están en el meollo del origen del cambio climático.
Los escenarios
futuros definidos en los estudios científicos YA SE ESTÁN PRODUCIENDO, por lo
que es necesario ACTUAR YA, en el marco de la asunción de una situación de
emergencia climática; en este sentido ya se pronunció la Red Agua Pública (RAP)
con ocasión de la COP25 que tuvo lugar en Madrid en diciembre de 2019. Es
necesario que la toma de decisiones a corto plazo tenga en cuenta:
·
Declarar la emergencia climática y, por tanto,
actuar en consecuencia
·
Elaborar con participación ciudadana y tramitar inmediatamente la ley de cambio climático y transición energética
·
Revisar y actualizar de forma participativa la
planificación relativa a la mitigación y adaptación al cambio climático
estableciendo objetivos consecuentes con la actual situación de emergencia
climática
·
Asumir en las políticas de cambio climático un
enfoque de derechos, que afectarán especialmente a los servicios básicos que
tienen la consideración de derechos humanos -como
la salud, educación, alimentación, sanidad y agua y saneamiento-, garantizando su acceso
universal y la gestión no lucrativa, pública, transparente, con participación
ciudadana y rendición de cuentas. La crisis sanitaria del coronavirus ha puesto
de manifiesto tanto la importancia del agua de grifo y los derechos humanos al
agua y al saneamiento, como los efectos negativos de las políticas
privatizadoras y la necesidad de mantener instituciones públicas robustas
·
Impulsar decididamente las medidas de adaptación
al cambio climático relacionadas con el agua, que deben acometerse asumiendo
los derechos al agua y al saneamiento
·
Fomentar, generar y compartir el conocimiento
relativo al cambio climático en los ámbitos institucionales, académicos y
ciudadanos.
22 de
marzo de 2020
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