Llegó la Semana Santa: se cierran
los colegios y comienza un tiempo de vacaciones para unos y de procesiones para
otros. Por nuestra parte respetamos lo que cada persona y cada familia quieran
hacer en estas fechas.
La Plataforma
continuará con sus acciones: mesas informativas (sábado y lunes), nuestra Asamblea del lunes (19
horas), entrega de los resultados de la Consulta Ciudadana en el registro del
ayuntamiento (Martes), etc.
El 28 de marzo, el alcalde
alcazareño, Diego Ortega, declaraba, en presencia de monseñor Amigo, que “una procesión es un acto de fe”.
¿Y una manifestación, Sr. Alcalde, no es otro
tipo de procesión? Una Manifestación es
un acto del pueblo para dar su opinión o reivindicar algo.
Tal vez, para un alcalde, debiera ser más primordial
cualquier manifestación popular, que una procesión religiosa. Entendemos que el
pueblo eligió a Diego Ortega para alcalde, y no para orientador espiritual de
los ciudadanos.
Por eso, resulta difícil entender que nuestro
Alcalde desfile compungido y respetuoso detrás de unos pasos de madera o
escayola en las procesiones, y, sin embargo, haya ridiculizado, junto con su
equipo de gobierno, las manifestaciones ciudadanas. Y mucho menos podemos entender, que haya penalizado con denuncias y sanciones a varios
vecinos/as que se manifestaron y apoyaron pacíficamente a los compañeros/as
encerrados en el Ayuntamiento. Las personas denunciadas son vecinas de
Alcázar y no son de madera ni de escayola.
El alcalde dijo que “la Semana Santa tiene un indudable
componente cultural, tradicional e incluso turístico”.
Hasta la Policía Local avisa que no se
aparquen vehículos en los recorridos procesionales durante determinadas horas (desde
el 11 al 20 de abril), o serán retirados por la grúa y sancionados.
Pero, las
manifestaciones populares son ejercicios del derecho ciudadano a la libre
expresión y manifestación.
Resulta paradójico tanto respaldo y apoyo a ese
tipo de actos culturales y turísticos (como las procesiones), y que al mismo
tiempo se repriman los derechos de expresión y reunión, y se criminalice el
derecho de manifestación de los ciudadanos.
Aún recordamos las palabras de
aquel cura manchego a sus feligreses:
“No se confundan; estas imágenes de Semana Santa que devotamente veneramos, son
meras representaciones de escayola o de madera. El Jesús en quien creemos era
de carne y hueso y fue condenado y asesinado por las autoridades políticas y
religiosas de su tiempo. También las personas que hoy sufren marginación,
hambre, miseria y represión, son de carne y hueso. También hoy los verdugos
son personas e instituciones con poder
en la sociedad”.
Por eso creemos que tiene cabida
en nuestra Semana Santa: El dolor que
sentimos los ciudadanos/as, por ver malvenderse nuestro patrimonio de Aguas,
que con tanto trabajo consiguieron nuestros abuelos y tan caro va a resultar para
nosotros y para nuestros hijos.
Y tiene cabida en nuestra Semana Santa: El dolor de los vecinos/as sancionados por
nuestras autoridades por haberse manifestado pacíficamente reclamando algo tan
digno como una Consulta Popular.
Y tiene cabida en nuestra Semana Santa: El dolor de tantos vecinos y vecinas que
nos sentimos insultados, vilipendiados, calumniados y ridiculizados por
nuestras autoridades, por el mero hecho de defender nuestros derechos
ciudadanos.
Con todo respeto le llamamos también a esto
“nuestra Semana Santa”: Porque existe
dolor verdadero y porque lo sufrimos
personas de carne y hueso y no de escayola.
Al igual que consideramos signos de resurrección: Que
las autoridades del Gamonal (Burgos) hayan retirado todas las sanciones por
los incidentes ocurridos, o las autoridades del Puerto de Santa María hayan
anulado las denuncias por el encierro en el ayuntamiento.¡POR EL AGUA 100% PÚBLICA Y SU GESTIÓN TRANSPARENTE!
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