"168 horas en 45 minutos" es un proyecto que cuenta con el apoyo de Fundación Telefónica y cuyo propósito es la emisión en directo, a través de Internet, de aquel tipo de información que no tiene cabida en los medios con presencia nacional.
Por otra parte, aprovechamos este post para incluir, también de Fernando Ruiz de Osma, uno de los textos en defensa del agua pública recienrtemente keídos en la concentración de los viernes.
LOS CONCEJALES DEL GOBIERNO
Los once concejales del Gobierno Municipal han llegado a
decir de los dirigentes de la Plataforma contra la privatización de Aguas de
Alcázar que son la podredumbre de Alcázar de San Juan. Son palabras muy gruesas:
la podredumbre es lo que hay que cortar, separándolo de lo sano, y tirar a la
basura. Estas y otras lindezas las ha dicho el Gobierno Municipal por boca de
su portavoz. Pero parece que los concejales de ese Gobierno no son conscientes
de que, cuando habla el portavoz, lo hace en nombre de todos ellos.
De la misma manera, cada concejal piensa que su
responsabilidad es limitada, que basta con estar íntimamente en descuerdo con
las medidas adoptadas, incluso quizá algún comentario entre amigos. Pero no,
señores, no es así. Cada miembro del Gobierno acepta sobre sí la responsabilidad
de todas las decisiones. Ninguna norma obliga a un concejal a votar lo que no
quiere. Es el sentido del deber el que hace que uno levante la mano junto a sus
compañeros, pero desde ese momento es igual de responsable que los demás.
Aunque en su fuero interno habría preferido no levantar la mano.
El sentido del deber hace que siempre se oiga al partido, al
que manda. Y nunca aparece el sentido del deber diciendo que haya que oír a los
ciudadanos, a los votantes, a los vecinos. Es una de las características de
nuestro sistema, yo diría que algo perversa, algo patológica. Porque así, el
concejal (el diputado, el ministro, etc.) no se siente responsable, pero los
ciudadanos sí lo ven como responsable, porque lo es. ¿O es que no se puede
plantar y votar lo que piensa y siente, aunque sea lo contrario de lo que le
mandan? Puede, claro que puede, solo necesita ser consciente de que es
responsable de su voto.
Los partidos son crueles con sus cargos electos. Los obligan
a sacrificarse muchas veces. Después el partido no se resiente. Incluso si esto
sucede en ámbitos territoriales amplios, como el Parlamento Nacional, el cargo
tampoco se resiente. Llegan las siguientes elecciones y todos olvidan y se les
vota. Es difícil saber si un diputado votó esto o aquello. Pero en el ámbito
local no pasa lo mismo. Todos están muy cerca. El partido conseguirá que las
cosas se olviden, habrá nuevos problemas y nuevas propuestas, el voto subirá o
bajará varias veces, y siempre se contará en tantos por ciento. Pero el nombre
de un concejal queda asociado siempre a las decisiones (buenas o malas) que
tomó, que apoyó, que votó. Por eso sería importante que los concejales de
nuestro Gobierno Municipal escucharan bien lo que dice su portavoz, porque lo
está diciendo en nombre de todos ellos. También lo de la podredumbre.
En el asunto de la entrega de la gestión de Aguas de Alcázar
a una multinacional privada, nuestros concejales han votado siempre en bloque.
Y eso ha sido así aunque parece obvio que más de uno debe albergar muchas dudas
de la oportunidad y de los beneficios de la operación. Las dimisiones que se
han producido pueden interpretarse así. Pero respondían a una presión desde dos
lados: la calle presionaba y el partido presionaba. Los que han seguido,
anteponiendo la obediencia a la responsabilidad, han cedido a una de las dos
presiones y han luchado contra la otra. Yo no creo que la dimisión sea lo mejor
que puede hacer un concejal cuando tiene dudas, cuando piensa distinto de lo
que le mandan votar. Creo que lo mejor sería actuar cargado de razón y votar lo
que se piensa que es mejor para el pueblo, no lo que le dictan que es mejor
para el partido o para el gobierno del partido. Repito que el partido siempre
se recupera, el concejal acumula esas decisiones en su historia política
individual.
Pero la presión a veces es tan fuerte que el concejal
prefiere irse. Es comprensible. Dado que no puede actuar con arreglo a su
responsabilidad, abandona la responsabilidad.
Ahora se acercan de nuevo momentos de decisión. El alcalde
Ortega, el concejal Montealegre y el portavoz Puente están dispuestos
tercamente a privatizar la gestión de Aguas de Alcázar. Necesitan el voto de
cada concejal. Todos ellos deben saber que su voto es necesario para la
privatización y que, por ello, cada mano levantada es responsable
individualmente de esa privatización.
En nombre de esa responsabilidad, no estaría de más que cada
concejal atendiese a las voces disidentes, que escuchase los argumentos del
contrario sin ver a un enemigo, sino a un vecino que tiene otra perspectiva. No
pierden nada. Y ganan, por lo menos, información y criterio.
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